El programa se redistribuyó ocupando la parte pública el sector del frente y el sector privado hacía el interior de la planta. Todos los espacios de la casa disfrutan de la vida de los patios.
Se quitó la chapa superior y se reemplazó por una losa de viguetas para albergar en la planta superior un estudio. Este se materializó con construcción de madera en seco marcando un contraste de épocas a los pesados muros inferiores de ladrillo de adobe. El resto de la superficie fue aprovechada con una terraza de plantas nativas, huerta, asador y pérgola con colectores solares incorporados. El tratamiento de la vegetación en la casa tuvo un especial cuidado. Se buscó generar un ecosistema aprovechando las características de los distintos espacios exteriores de la casa, recuperando los pastizales pampeanos en la planta alta expuesta permanentemente al sol y en la planta baja con mayor sombra predomina la selva junto al estanque de agua.
De esta forma la cubierta pasó de ser un lugar inaccesible a ser un sitio pleno de vida y dar lugar a diversos usos. En relación al clima se transformó en un artefacto de regulación ambiental, ya que debido al espesor de tierra que aloja funciona como aislación térmica para la vivienda que se encuentra debajo. La terraza jardín es comprendida como plataforma de intercambio entre vegetación e insectos. Debido a la plantación de especies nativas a las semanas de iniciada la obra comenzaron a visitarnos cantidades de mariposas y pájaros que completaron el círculo de aquello que habíamos proyectado. A partir de allí la casa tomo su nombre, se llamaría “La casa de las mariposas”